Tenerife

Tenerife es una isla del océano Atlántico, perteneciente a la Comunidad Autónoma de Canarias (España). Junto a La Palma, La Gomera y El Hierro conforma la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Con una superficie de 2.034,38 km² y una población de 908.555 habitantes (2011), es la isla más extensa del Archipiélago Canario y la más poblada de España.

28,15,0,50,1
600,600,60,1,5000,1000,25,2000
90,300,1,50,12,25,50,1,70,12,1,50,1,1,1,5000
Tajinaste
View Image
Valle de la Orotava
View Image
Santa Cruz de Tenerife
View Image
Tenerife
View Image
Las Cañadas del Teide
View Image

La ciudad de Santa Cruz de Tenerife es la capital de la isla y de la provincia homónima, así como su municipio más poblado con 222.643 habitantes. Conjuntamente con Las Palmas de Gran Canaria es, además, capital de la Comunidad Autónoma de Canarias. Entre 1833 y 1927  Santa Cruz de Tenerife fue oficialmente la única capital del Archipiélago Canario, hasta que en 1927 un decreto ordenó que la capitalidad de Canarias fuera compartida, que es como permanece en la actualidad. El segundo municipio por número de habitantes de la isla y tercero de Canarias con 152.222 habitantes es San Cristóbal de La Laguna, ciudad, además, declarada Patrimonio de la Humanidad (la única ciudad canaria que posee tal distinción). El área metropolitana de Santa Cruz de Tenerife tiene una población de más de 400.000 habitantes.

La isla posee otro lugar catalogado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y también, de acuerdo con algunas fuentes el segundo Parque Nacional más visitado del mundo: el Parque Nacional del Teide, donde se encuentra la máxima elevación de España y tercer volcán más grande del mundo desde su base, el Teide. La isla es conocida internacionalmente por el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife considerado el segundo más importante del mundo y declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional. Además la isla posee una variada arquitectura, destacando entre ella la colonial y la contemporánea, uno de cuyos exponentes es el moderno edificio del Auditorio de Tenerife, situado en Santa Cruz de Tenerife. Tenerife también es conocido por ser un gran destino turístico en España y fuera de ella, recibiendo a más de cinco millones de turistas anualmente.

Toponimia:

Son diversos los nombres que las distintas culturas han atribuido a Tenerife a lo largo de la historia. Así por ejemplo, para los guanches la isla recibía el nombre de Achined, Achinet o Chenet, aunque en función de la bibliografía que se consulte, la nómina puede adquirir diferentes variaciones ortográficas. Los romanos se referían a ella como Nivaria (del latín nix, nivis, nieve), en clara referencia a las nieves posadas sobre el volcán conocido como el Teide.
En esa misma dirección apuntan algunos mapas de los siglos XIV y XV, que de manos de Bontier y Le Verrier se refieren a la isla como Isla del Infierno  a razón de los procesos eruptivos de los que el volcán era protagonista. Finalmente, el propio Teide es el responsable del nombre actual de la isla, ya que fue dado por los benahoaritas (aborígenes de La Palma) según las palabras Tene (montaña) e ife (blanca).  Posteriormente, la castellanización del nombre provocó que se añadiera una "r" para unir ambas palabras obteniendo como resultado Tenerife.

Descripción física

Tenerife es una isla en gran parte muy abrupta, de relieve formado por sucesivas erupciones volcánicas a lo largo de la historia, la más reciente de las cuales fue la del Chinyero en 1909.

Situación y extensión

La isla está situada entre los paralelos 28º y 29º N y los meridianos 16º y 17º O, ligeramente al norte del trópico de Cáncer, ocupando una posición central entre Gran Canaria, La Gomera y La Palma. Se encuentra a algo más de 300 km del continente africano, y a unos 1.000 km de la península Ibérica.

De forma triangular, Tenerife es la mayor isla del archipiélago canario, con una superficie de 2.034,38 kilómetros cuadrados y la que más longitud de costas tiene con 342 kilómetros. Además, es la isla más alta de España: en su centro se alza el Pico del Teide, que con sus 3.718 msnm representa a su vez el punto más elevado de toda España. Tiene hasta 200 pequeños islotes o roques a su alrededor, entre los que destacan los de Anaga, Garachico, Fasnia que suman un total de 213.835 metros cuadrados más.


Origen y formación

Tenerife es una isla de origen volcánico, cuya formación comenzó a gestarse en el fondo oceánico hace unos 20-50 millones de años (m.a.).

Según una de las teorías más aceptadas actualmente por la comunidad científica (Teoría de los bloques levantados), el ascenso de magma procedente del manto terrestre se produce en periodos de actividad tectónica a partir de fallas o fracturas que existen en el fondo oceánico. Éstas siguen los ejes estructurales de la isla, y se conformaron durante la orogenia Alpina de la Era Terciaria por el movimiento de la placa Africana. Estas erupciones de tipo fisural submarino originan las denominadas lavas almohadilladas o pillow-lavas,  que se producen por el rápido enfriamiento que experimenta el magma al establecer contacto con el agua, obteniendo así una forma muy característica. Estos materiales se fueron acumulando y construyendo el edificio insular bajo el mar. A medida que éste se aproximaba a la superficie, los gases, debido a la disminución de la presión circundante, se iban liberando del magma y los episodios vulcanológicos pasaban de ser tranquilos a tener un carácter marcadamente explosivo, formando materiales fragmentarios.

Tras largo tiempo de acumulación de materiales, el nacimiento de la isla se produjo a finales del Mioceno (Era Terciaria). Hace siete millones de años emergieron las zonas de Teno, Anaga y Macizo de Adeje, en la que se denomina Serie Basáltica Antigua o Serie I.  Se constituyeron de este modo tres islas cronológica y estratigráficamente distintas en los extremos oeste, este y sur de la actual Tenerife.

Hace aproximadamente 3 m a. comienza un segundo ciclo volcánico (Formaciones Postmiocenas o Series Recientes II, III y IV),  mucho más intenso, que incorpora elementos en la zona central de la isla, la cual también emerge y unifica en uno sólo a los tres edificios anteriormente descritos. La estructura conformada en ese momento recibe el nombre de Edificio pre-Cañadas, sobre cuyos restos se erigiría más tarde el Edificio Cañadas I. Este ultimó experimentó diversos colapsos y emitió una gran variedad de materiales explosivos que dieron lugar a las llamadas Bandas del sur (sur-sureste actual).

Posteriormente, sobre las ruinas de este complejo surgiría el Edificio Cañadas II, ya por encima de los 2.500 metros, también con intensos procesos explosivos. Hace alrededor de 1 m a. se inició la construcción de la Cordillera Dorsal, con un vulcanismo de tipo fisural, a partir de los restos de los edificios ya parcialmente desmantelados de la Serie I. La Cordillera Dorsal  es la de mayor desarrollo altitudinal y longitudinal del Archipiélago Canario, con 1.600 metros de altura y 25 kilómetros de longitud. En este mismo espacio cronológico (hace 800.000 años) tienen lugar dos deslizamientos gravitacionales que motivaron la aparición de los valles de La Orotava y Güímar.

Finalmente, ya en tiempos más próximos (200.000 años), comienzan las erupciones que levantarían el Edificio Pico Viejo-Teide en el centro de la isla, sobre la Caldera de Las Cañadas.

Orografía y paisaje

La abrupta orografía isleña y su variedad de climas dan como resultado un territorio de múltiples paisajes y formas, desde el Parque Nacional del Teide con su amalgama de colores fruto de las sucesivas erupciones volcánicas, hasta los Acantilados de Los Gigantes con sus paredes verticales, pasando por zonas semidesérticas con plantas resistentes a la sequedad en el sur, o por ambientes de carácter meramente volcánico como es el Malpaís de Güímar o el Malpaís de La Rasca.

 

También cuenta con playas naturales como la de El Médano (con parajes protegidos en su entorno como Montaña Roja y Montaña Pelada) valles con cultivos tropicales y subtropicales, boscosos parajes de laurisilva en los macizos de Anaga y Teno (con profundos y escarpados barrancos) y extensos bosques de pinos por encima de esta última formación vegetal.

Edificio central

Las principales estructuras de Tenerife, que a continuación se describen, conforman el edificio central, con el complejo Teide-Pico Viejo y el circo de Las Cañadas. Se trata de una semicaldera de 130 kilómetros cuadrados, que ha sido originada por un conjunto de procesos geológicos explicados en el epígrafe Origen y formación. El circo está parcialmente ocupado por el estratovolcán Teide-Pico Viejo y completado por los materiales que ha emitido en sus diferentes erupciones. Destacan en su interior los Roques de García, entre los que está el más conocido, el Roque Cinchado. Otra formación llamativa son Los Azulejos, compuesto por fonolitas de colores verdosos que se han creado por actividad hidrotermal.

Al sur de La Caldera destaca la Montaña de Guajara, que con 2.718 metros es la de mayor altitud de las que constituyen el anfiteatro de Las Cañadas del Teide. Al pie de estas paredes se han creado llanos endorreicos de materiales sedimentarios muy finos, siendo el más conocido el Llano de Ucanca.

El Pico del Teide, con 3.718 metros sobre el nivel del mar y más de 7.000 sobre el fondo oceánico, es el punto más elevado de la isla, del territorio español y de todas las tierras emergidas del Atlántico. Este volcán, el tercero más grande del planeta desde su base, es el símbolo de Tenerife por antonomasia y el monumento natural más emblemático del Archipiélago Canario. Su situación central, sus importantes dimensiones, su silueta y su paisaje nevado lo dotan de una singular personalidad. Ya los aborígenes guanches lo consideraban lugar de culto y adoración.

Desde 1954, el Teide y todo el circo de su alrededor (aunque hubo una ampliación posterior de sus límites) está declarado como Parque Nacional. Además, desde junio de 2007 está incluido por la Unesco dentro de los espacios Patrimonio de la Humanidad como bien natural. Al oeste se encuentra el volcán Pico Viejo. En un lateral de éste, se encuentra el Volcán de Chahorra o Narices del Teide, donde se produjo la última erupción que se ha dado en el entorno del Teide, en 1798.

Macizos

El macizo de Anaga, en el extremo nororiental de la isla, posee un perfil topográfico irregular y escabroso donde a pesar de no presentar grandes cotas, destaca la Cruz de Taborno con 1.024 metros. Debido a la antigüedad de sus materiales (5,7 m a.), a sus profundos procesos erosivos y a la densa red de diques que atraviesan el macizo, son numerosos los roques que aparecen en superficie, tanto de etiología fonolítica como traquítica. Existe una gran cantidad de barrancos escarpados y muy encajados en el terreno. En la costa de Anaga predominan los acantilados, por lo que existe un número escaso de playas; no obstante, las que hay suelen coincidir con zonas de desembocadura de barrancos, algunas de rocas y otras de arena negra.

El macizo de Teno se encuentra en el extremo noroccidental. Al igual que en Anaga, se trata de una zona de estructuras desmanteladas y hondos barrancos que se han originado por erosión. Sin embargo, aquí los materiales son más antiguos (aproximadamente 7,4 m. a.). Destacan la Montaña de Gala que con 1.342 metros representa la mayor altitud. El paisaje más singular de este Macizo se encuentra en su costa sur. Se trata de los Acantilados de Los Gigantes, con paredes verticales que llegan a alcanzar en algunos puntos los 500 metros de altura.

El macizo de Adeje se sitúa en el extremo meridional de la isla, teniendo como mayor exponente al Roque del Conde, con 1.001 metros de altitud. El macizo no es tan apreciable por su reducida estructura inicial, hecho que añadido a la historia geológica del lugar ha potenciado un intenso desmantelamiento de sus materiales, perdiendo de ese modo su aspecto y envergadura original.

Dorsales

La Cordillera Dorsal o dorsal de Pedro Gil abarca desde el principio del monte de La Esperanza, a unos 750 metros de altitud aproximadamente, hasta la zona central de la isla, en las inmediaciones de la Caldera de Las Cañadas, siendo Izaña, su punto más alto, con 2.350 metros sobre el nivel del mar. Esta estructura se ha constituido a expensas de un vulcanismo fisural de tipo basáltico a través de uno de los ejes o directrices estructurales que han dado origen al vulcanismo de la isla.

La dorsal de Abeque se encuentra formada por una cadena de volcanes que unen el macizo de Teno con el edificio central insular Teide-Pico Viejo a partir de otro de los tres ejes o directrices estructurales de Tenerife. A esta dorsal pertenece el volcán histórico de Chinyero cuya última erupción se registró en 1909.

La dorsal Sur o dorsal de Adeje está al amparo del último de los ejes estructurales. Destacan los restos de su macizo como formación primigenia, así como las alineaciones de pequeños conos volcánicos y de roques esparcidos por toda esta zona del sur tinerfeño.

La dorsal de Anaga divide naturalmente la región del macizo de Anaga de este a oeste. Separa los valles de San Andrés (al sur) y Taganana (al norte).

Valles

Los valles son otra de las formas de relieve más destacadas. Los más importantes son el Valle de La Orotava y el Valle de Güímar que se han generado por el deslizamiento en masa de grandes cantidades de materiales hacia el mar, creando una hondonada en el terreno. Existen otros valles que se distribuyen por diversos enclaves de la geografía de Tenerife, aunque, en este caso, de diferente naturaleza. Suelen ser valles intercolinares que se han conformado tras el depósito de mayor
cantidad de materiales geológicos en lomas laterales, o simplemente cauces amplios de determinados barrancos que en su evolución han tomado el aspecto de típicos valles.

Barrancos

Tenerife, debido principalmente a su gran altitud y a su silueta en semejanza a un tejado de dos aguas, está surcada por gran cantidad de barrancos. Éstos constituyen uno de los elementos más característicos de su paisaje, originados por la erosión ejercida por la escorrentía superficial a lo largo de la historia. Destacan los barrancos de Ruiz, Fasnia y Güímar, el barranco del Infierno y Erques, todos ellos declarados espacios naturales protegidos por las instituciones canarias.

Costas

Las costas son, por lo general, accidentadas y abruptas, aunque lo son más en la zona norte que en la sur. No obstante 67,14 kilómetros de la costa tinerfeña lo representan playas, sólo superada en este aspecto por la isla de Fuerteventura.
En el litoral septentrional son frecuentes las playas de cantos rodados o de arena negra, mientras que en la vertiente sur y suroeste de la isla predominan las playas con arenas más finas y de tonalidades más claras.

Tubos volcánicos

Los tubos de lava, o tubos volcánicos, son cuevas volcánicas, usualmente con forma de túneles, formados en el interior de coladas lávicas más o menos fluidas mientras dura la actividad reogenética. Entre los muchos tubos volcánicos existentes en la isla destaca la llamada Cueva del Viento, situada en el municipio norteño de Icod de los Vinos, que es el tubo volcánico más grande de Europa y uno de los más grande del mundo, aunque durante mucho tiempo fue considerado incluso el más grande del mundo.

Flora y Fauna

La isla de Tenerife disfruta de una notable diversidad ecológica pese a su reducida superficie, lo que es consecuencia de unas condiciones ambientales especiales, ya que la accidentada orografía reinante modifica localmente las condiciones limáticas generales, originando una gran variedad de microclimas. Esta vasta existencia de microclimas y, por lo tanto, de hábitat naturales, se hace manifiesta en la vegetación insular, constituida por una flora rica y variada (1400 especies de plantas superiores), entre las que destacan numerosos endemismos canarios (200) y exclusivamente tinerfeños (140).

Al concentrar este patrimonio vegetal de unas 140 especies exclusivas, la isla de Tenerife muestra la mayor relación de endemismos florísticos de la denominada Macaronesia. Además, la diferente composición química de los diversos materiales
volcánicos que han construido el edificio insular, siempre bajo la acción combinada de los factores climáticos, da lugar a una gran diversidad de suelos. La conjunción de estos agentes determina la presencia de múltiples hábitats que albergan numerosas comunidades de plantas y animales que constituyen los singulares ecosistemas de Tenerife.

El estudio de la flora y la fauna tinerfeña puede realizarse de un modo más ordenado si es clasificada según los diferentes pisos ecológicos en los que se divide el terreno de la isla. Dicha división atiende especialmente a la orientación norte o sur de las vertientes de la isla y, por supuesto, a la altitud:

  • Cardonal - Tabaibal: 0 – 700 m: este estrato se caracteriza por una fuerte insolación y escasez de precipitaciones. En él destacan como especies vegetales las tabaibas, los cardones y cardoncillos, bejeques,...En cuanto a la fauna, son pobres las especies animales vertebradas en este ecosistema; si acaso, algunas aves o reptiles. En cambio, los insectos se encuentran muy bien representados.
  • Bosques Termófilos: 200 - 600 m: este piso posee mayor grado de humedad y precipitaciones, y una menor insolación. Son importantes, dentro de las especies arbóreas las palmeras, las sabinas, los acebuches y una serie de endemismos como peralillos, guaidiles, españeros, malvas de risco y cinerarias. En relación con la fauna es preciso citar a la mariposa vanessa vulcania y aves insectívoras como la curruca cabecinegra y el capirote.
  • Laurisilva: 500 - 1.000 m: se trata de un bosque denso de grandes árboles, herederos de la flora de la Era Terciaria, que crecen en zonas de abundantes nieblas y lluvias frecuentes. Las especies vegetales superiores que abundan son laureles, tilos, viñátigos, barbusanos, y otras de menor tamaño como el bicácaro, la cresta de gallo, la corregüela y una gran variedad de helechos. Con respecto a la fauna, la laurisilva es el estrato más rico en invertebrados y con mayor porcentaje de endemismos, entre los que se encuentran lombrices, moluscos y sobre todo artrópodos. Dentro de la fauna vertebrada hay que mencionar algunas especies de murciélagos y dos aves endémicas en peligro de extinción como son las palomas turqué y rabiche.
  • Fayal-Brezal: 1.000 – 1.500 m: se trata también de un bosque, pero en este caso más seco y pobre en especies. Destacan florísticamente las fayas, brezos, acebiños,...También abundan diferentes especies de setas que pueden ser tanto comestibles como muy venenosas.
  • Pinar: 800 - 2.000 m: bosque de pinos en formación abierta que se caracteriza por un aumento de la insolación y por una menor uniformidad en las temperaturas diurnas-nocturnas y estacionales. Sobresale por encima de cualquier otra especie el pino canario. La fauna es poco diversa, pero existen dos aves endémicas de singular belleza como el pinzón azul y el pico picapinos.
  • Alta montaña: por encima de 2.000 m: posee un clima seco, una insolación muy alta y temperaturas extremas. A pesar de estas exigentes condiciones, crecen endemismos vegetales de gran importancia científica y belleza como tajinastes rojos, retama del Teide, codesos, violeta del Teide y especies animales principalmente invertebradas como escarabajos, chinches, y mariposas.


Aún faltaría hablar de la extensa fauna marina de entre la que destacan viejas, meros, abades, salemas, samas, pargos, etc. Gran interés tienen también la tortuga boba y las colonias permanentes de ballenas y delfines que habitan el litoral sur de la isla. Tenerife posee un inventario faunístico que asciende a 56 especies de aves, 13 de mamíferos terrestres, 5 de reptiles, varios miles de invertebrados, 2 de anfibios y 400 de peces además de algunas especies de tortugas marinas y cetáceos.

Antes de la llegada de los aborígenes, Canarias, y en especial Tenerife, estaba habitada por animales endémicos prehistóricos, la mayoría extintos. Entre estas especies se encontraban los lagartos gigantes (Lacerta goliath y Lacerta maxima) o la rata gigante (Canariomys bravoi).

Espacios naturales protegidos

Prácticamente la mitad de la isla (48,6%), se encuentra bajo las diferentes fórmulas de protección que atribuyen la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos. De los 146 espacios naturales recogidos por la citada red en el conjunto del archipiélago, un total de 43 se encuentran en Tenerife, siendo de este modo la isla que mayor número de espacios posee. Asimismo, atendiendo al porcentaje de territorio protegido con el que cada isla contribuye al total del archipiélago, hay que destacar que es Tenerife con un 37% la isla que encabeza la tabla. La Red contempla hasta ocho categorías de protección distintas, todas ellas representadas en la isla: aparte del parque nacional del Teide, cuenta con el mayor parque natural de Canarias (Corona Forestal), dos parques rurales (Anaga y Teno), cuatro reservas naturales integrales, seis reservas naturales especiales, un total de catorce monumentos naturales, nueve paisajes protegidos y hasta seis sitios de
interés científico.

El municipio de La Orotava, en gran parte a expensas del Parque Nacional del Teide, y el de Santa Cruz de Tenerife que hace lo propio con el Parque Rural de Anaga presentan, respectivamente, el 76% y el 74% de su extensión bajo protección. De la misma forma, el emplazamiento mayoritario del Parque Rural de Teno al amparo del municipio de Buenavista del Norte hace que éste disponga de una importante parte de su superficie protegida.

Clima

A Tenerife se la conoce internacionalmente como la "Isla de la Eterna Primavera". La atribución de esta denominación climática se produce en gran medida gracias a los vientos alisios, cuya humedad, principalmente, se condensa en las zonas de medianías del norte y nordeste insular, constituyendo amplios mares de nubes que se disponen preferentemente entre los 600 y 1.800 metros de altura.

Otro factor que influye en la suavidad del clima de las Islas con respecto al que por latitud correspondería (Desierto del Sahara), es la corriente marina fría de Canarias, que enfría la temperatura de las aguas que bañan las costas y playas
isleñas con respecto a la ambiental. Por último, la propia orografía tinerfeña también habría que tenerla en cuenta en esta terna de agentes encargados de hacer realidad el anteriormente citado eslogan.

A grandes rasgos, el clima de Tenerife es moderado, templado y muy suave en cualquier estación del año. No hay períodos de frío pero tampoco los hay de calor asfixiante. Las temperaturas medias son de 18 °C en invierno y 25 °C en verano, aunque estos sean valores relativos y generales. Evidentemente se producen importantes contrastes, como el que se produce durante los meses de invierno, en los cuales es posible disfrutar del sol en zonas de costa y, sin embargo, 3.000 metros por encima poder contemplar la blanca estampa nevada del Teide, lugar en el que nieva todos los años.

Otro ejemplo de contraste climático lo encontraríamos en la ciudad de Santa Cruz con respecto a la ciudad de La Laguna. Municipios unidos físicamente pero distanciados en cuanto a condiciones climáticas. Generalmente Santa Cruz tiene durante todo el año un clima cálido con temperaturas sensiblemente superiores a las que se disfrutan en la aledaña La Laguna, donde frecuentemente hace un poco más de frío y existe mayor probabilidad de precipitaciones, y cuyo clima es similar a
las medianías del norte de la península.

El norte y el sur de Tenerife poseen igualmente diferentes características climáticas. En barlovento se registra un 73% de las precipitaciones totales además, la humedad relativa del aire es superior y la insolación inferior. Los máximos pluviométricos se registran en barlovento a una altitud media entre 1.000-1.200 m, casi exclusivamente en los montes de La Orotava.

Pero quizás sea más significativo que todo el norte de la isla carezca de un espacio en el que la pluviosidad media sea inferior a los 250 mm anuales. En cambio, en la vertiente sur de la isla los valores pluviales son significativamente menores. Los únicos reductos sureños que se salvan de esta situación son Masca y Güímar, probablemente debido a sus características físicas que posibilitan una mayor presencia del alisio.

A modo de anécdota es interesante saber que los médicos europeos, sobre todo ingleses y holandeses, del pasado siglo XIX elogiaban el clima del norte de Tenerife, y lo recomendaban a sus pacientes para aliviar dolencias de la edad y del aparato circulatorio.

(Origen del texto: Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Tenerife)